Penco, Tomé y Concepción presentan alta amenaza de ocurrencia de incendios forestales. Así se desprende de una investigación realizada por el Laboratorio de Ecología de Paisaje de la Universidad de Concepción, que identificó las comunas más propensas a los peligros acarreados por los siniestros en esta temporada.
Vísperas de navidad 2022. Nuevamente la Región de Valparaíso se tiñó de rojo. Esta vez, los cerros adyacentes a la ciudad de Viña del Mar fueron escenario de un dantesco incendio, que bajó desde los cerros, quemando no sólo más de 120 hectáreas de vegetación, sino que dejando cientos de damnificados.
Viviendas en ruinas, angustia y dolor, son los efectos de los incendios forestales, que lamentablemente se concretan en épocas veraniegas. En ese contexto, el Laboratorio de Ecología de Paisaje (LEP UdeC), entidad de la Universidad de Concepción con amplia experiencia en conservación de ecosistemas naturales y en la restauración de paisajes degradados, aplicó un Modelo de Evaluación de Riesgos de Incendios Forestales, desarrollado en España para condiciones topográficas y climáticas similares a las de la Provincia de Concepción.
El estudio unitemporal, es decir, que corresponde a la fotografía del área de estudio al momento de mapear las variables del modelo, aborda factores naturales, como la carga de combustible y la humedad de la vegetación, las que son obtenidas a partir de imágenes satelitales. También, son incluidas la topografía y la exposición a radiación que posee el terreno. Entre los factores antrópicos, es decir, producidos por el ser humano, están la cercanía a caminos, tendido eléctrico y línea férrea.
“Los resultados obtenidos a partir del modelo, muestran que las comunas de San Pedro de la Paz, Chiguayante y Talcahuano, son las que presentan menos superficies propensas a la ocurrencia de incendios. En contraste, Penco, Concepción y Tomé presentan un alto riesgo de ocurrencia de incendios forestales, las cuales poseen un 69%, 67% y 66% de su superficie, respectivamente, con un nivel de amenaza alto”.
Cifras inquietantes
Diego Muñoz Miranda, profesional analista del LEP UdeC, sintetiza así números que se explican por la masiva presencia de plantaciones forestales y matorrales exóticos, los cuales, debido a su inflamabilidad y continuidad en las comunas, favorecen la propagación de los incendios forestales.
En ese sentido, Rodrigo Fuentes Robles, investigador del LEP UdeC, señala que “es importante trabajar en una política que genere paisajes menos vulnerables a los incendios forestales, evitando la continuidad de las plantaciones forestales mediante un mosaico de diversos usos del territorio”. También, recalca que es relevante la educación ambiental, para que las personas asuman las consecuencias de verse afectados por incendios forestales. “Es clave concientizar a la población sobre la importancia que tiene la protección de la biodiversidad, ya que de ella derivan una serie de bienes y servicios que son parte esencial para la vida del ser humano”.
Por su parte, el Dr. Cristian Echeverría Leal, Director del LEP UdeC, es enfático en explicar que la planificación de paisajes heterogéneos es urgente, para enfrentar escenarios de crisis climática y ecológica. “Así se rompe la coalescencia de ecosistemas modificados, especialmente en zonas cercanas a asentamientos humanos”.
“Mantener y restaurar quebradas con vegetación nativa, recuperar un mosaico heterogéneo de ecosistemas naturales y modificados son algunas de las estrategias que podríamos considerar para disminuir el riesgo de propagación de incendios en paisajes metropolitanos”, expone el académico.
Cabe mencionar, que hace pocos días se levantó una alerta roja, que tuvo a las comunas de Hualqui y Chiguayante expectantes ante un incendio forestal en el Cerro Manquimávida. Este es el mismo lugar donde el año 2020, un siniestro se deslizó por la parte alta de los cerros, amenazando no sólo sectores poblados en la ruta que une a esa comuna con Concepción. Esto releva una preocupante recurrencia de incendios en esa zona del Gran Concepción.
De acuerdo con las cifras obtenidas ese año, a través de una investigación elaborada por el LEP UdeC, la superficie total afectada por el incendio correspondió a 1.102 hectáreas aproximadamente y de éstas, alrededor del 52% correspondió a plantaciones exóticas y un 30% a matorrales, principalmente retamilla. Así mismo, el fuego consumió un 15% de bosque nativo presente en el Parque Nacional Nonguén (en esa época, en la categoría de Reserva Nacional), unidad que protege importantes especies de flora y fauna chilena.