Estudio presentado en la IV Reunión Bienal de la Sociedad de Ecología del Paisaje de Chile 2025 advierte sobre la baja eficiencia del actual sistema de áreas protegidas para conservar cuencas prioritarias, e impulsa un enfoque de planificación integrada del paisaje para una gestión sostenible del agua
Una investigación liderada por la ingeniera en Conservación de Recursos Naturales, Valeria Castro Valdivia, investigadora del Laboratorio de Ecología del Paisaje (LEP UDEC), fue presentada en la IV Reunión Bienal de la Sociedad de Ecología del Paisaje de Chile, destacando que menos del 1% de los llamados hotspots de servicios ecosistémicos hídricos (SEH) están protegidos actualmente por el SistemaNacional de Áreas Silvestres Protegidas del Estado (SNASPE) en la zona centro-sur del país.
El estudio, que abarca las regiones del Maule, Ñuble, Biobío y La Araucanía, revela la urgencia de incorporar criterios de provisión y amenaza de servicios hídricos en la planificación territorial para enfrentar el cambio climático y la creciente demanda de agua.
La sustentabilidad del paisaje depende no solo del estado de conservación de los ecosistemas, sino también de su capacidad para proveer servicios esenciales, como el agua. En ese marco, la investigación de Valeria Castro identificó y priorizó espacialmente los principales hotspots de SEH en cuatro regiones del centro-sur de Chile. Es decir, aquellas cuencas que proveen la mayor cantidad de SEH y mas amenazadas por incendios forestales, cambios en el uso del suelo, estrés hídrico y una baja representación de áreas protegidas.
El objetivo general fue evaluar la eficiencia del SNASPE en la protección de estos puntos críticos de provisión hídrica. “Entre los hallazgos más relevantes, el análisis muestra que las áreas protegidas existentes cubren menos del 20% de los hotspots de SEH identificados, independientemente del escenario modelado. La situación es especialmente crítica en la Región del Maule, donde solo el 1% de la región está bajo protección formal, y esa cobertura resguarda apenas el 1% de sus cuencas prioritarias”, detalló Castro en la presentación.
Por el contrario, la Región de Biobío presenta la mejor representación, con una protección del 20% de de los hotspots de SEH en todos los escenarios proyectados. Aun así, los resultados apuntan a una distribución territorial poco eficiente del sistema actual, lo que limita su capacidad para conservar funciones ecosistémicas clave como la regulación y provisión del agua.
El estudio también muestra que cuando se incorporan variables de amenaza —como cambio climático o presión antrópica—, aumenta la prioridad de conservación de sectores como la cordillera de la Costa. Esto representa un giro respecto de la tendencia global de ubicar áreas protegidas en cabeceras de cuenca, como señala la literatura científica.
Además, se enfatiza que una mayor superficie de áreas protegidas no implica automáticamente una mayor protección de SEH. “La clave está en la escala de análisis y en la implementación de políticas de planificación integradas”, señala Castro.
La investigación concluye que es urgente complementar el establecimiento de nuevas áreas protegidas con un manejo integrado de cuencas, debido a la multiplicidad de actores e instituciones que gestionan el recurso hídrico. Solo mediante la colaboración entre regiones y una gobernanza coordinada se podrá avanzar hacia una conservación efectiva y sostenible del agua.
“la incorporación de servicios ecosistémicos como objeto explícito de conservación en la planificación del paisaje se vuelve crucial para asegurar el bienestar humano y la resiliencia ecológica del centro-sur de Chile”, concluyó la investigadora.